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Ínsula Barataria.

Esta Iglesia es un sindiós.

"En nombre de Cristo, me distancio de la Iglesia".

(Entrevista a Georges Haldas).

P. Zimmermann: ¿La muerte de Juan Pablo II suscita emoción en usted?
Georges Haldas: No especialmente. Es un hombre, y como tal mortal. No hay nada más que decir, a no ser que siempre se puede deplorar la muerte de un hombre.
PZ: ¿Encuentra usted fuera de lugar que se haya asistido a su agonía casi hasta el final?
GH: Su persistencia en mostrase a pesar de su enfermedad estaba únicamente relacionada con su propia conciencia. No me permitiría juzgarlo. He respetado la energía y el coraje de un hombre que quiso cumplir su misión hasta el final. Quiso dominar lo físico y lo biológico para transmitir un mensaje precisamente más allá de lo físico y lo biológico.
PZ: ¿Qué le inspira la muerte del Papa como figura dirigente de la Iglesia Católica?
GH: Tengo muchas reservas en relación con la Iglesia, pero es en nombre de Cristo -y no en el mío propio- que me distancio de la Iglesia Católica, pues ella se ha alejado de la enseñanza de Cristo. Cristo era una persona, mientras la Iglesia es una institución dogmática, jurídica, moralizante y cultural. Y eso es mucho. No veo al Papa como el representante de Jesús en la Tierra. No asume la sucesión de Cristo.
PZ: ¿Puede usted explicar esto...?
GH: Vivimos en un universo condicionado por el espacio y el tiempo. Cristo trasciende toda la realidad terrestre. Es «hijo de Dios» y existía antes de la creación del mundo. El hombre, por el contrario, como decía (el filósofo) Kierkegaard, comete su mayor falta al hacer absoluto lo que es relativo y relativo lo que es absoluto.
PZ: Por lo tanto el Papa no podría ser el sucesor de Cristo.
GH: Cristo es una instancia personalizada, única, descendiente de una persona única. Como cada uno de nosotros. En ese sentido el Papa es como él, pero también está en la cima de esta organización que es la Iglesia, a la cabeza de una jerarquía, por lo tanto posee poder y poderío. Está profundamente implicado en conflictos alrededor del poder y del poderío.
PZ: Eso es lo que le molesta
GH: Así es. En el desierto, Cristo rechazó al poderío que le ofrecía Satanás. Rechazó la dominación del otro hasta su liquidación, hasta su homicidio, e invirtió el problema: prefirió morir para servir al otro, más que matar al otro para asegurar su poder.
PZ: ¿Está la Iglesia del lado del poder y del poderío?
GH: Por supuesto. ¡Piense si no en las luchas de influencia que se dirimen en este momento en el Vaticano! La Iglesia tiene como base el poderío. Está inmersa en eso. Recuerde su posición poco clara con los nazis o con el dictador Franco...
PZ: Rechaza usted igualmente la relación del Vaticano con el dinero
GH: «No se puede amar al mismo tiempo a Dios y al dinero», dijo Jesús. He oído mucho a la Iglesia y al Papa condenar el sexo, el preservativo, la homosexualidad, pero nunca el poder absoluto, mafioso, del dinero como lo conocemos hoy.
PZ: La Iglesia le parece poco relacionada con Cristo, pues pacta con el poder y el dinero. También le reprocha usted su actitud para con las mujeres...
GH: Exacto. Inmerso en una misoginia mediterránea, Cristo valoró a la mujer. La cruz de madera tiene dos ramas: la vertical conduce de Dios a Cristo; la horizontal de Cristo a los hombres, a la humanidad. En eso también no se puede amar a Dios si no se ama a los hombres, a todos los hombres. Cristo, al ser al mismo tiempo hijo de Dios e hijo de hombre, nacido del vientre de una mujer, le dio a esta una dignidad fundamental.
PZ: ¿A la mujer o solamente a la madre?
GH: A la mujer como madre, es cierto, pero también a la pecadora, a la mujer adúltera. Fue por una mujer, la Samaritana, que se hizo llamar por primera vez Mesías. Y fue a una mujer, a María Magdalena, a quien escogió como primer testigo de su resurrección. Ahora bien, la Iglesia se ha alejado completamente de ese espíritu y rechaza el sacerdocio a las mujeres. Les niega toda dimensión espiritual y sexual, evidentemente.
PZ: ¿Cuál es su pertenencia religiosa?
GH; Fui bautizado como ortodoxo, en Grecia, pues mi padre era griego. Mi madre era protestante, ginebrina, y fui educado en el protestantismo. Luego, para casarme con la mujer que quería, y que era católica, me convertí al catolicismo. Pero eso no es muy interesante. Esas separaciones en el cristianismo me parecen totalmente anacrónicas y arcaicas.
(Georges Haldas es escritor e intelectual suizo. Tiene 88 años y ha publicado varias obras sobre la Iglesia).
Entrevista/redvoltaire

Quijote 2005.

“Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos los son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: ‘Iglesia o mar o casa real’, como si más claramente dijera: ‘Quien quisiere valer y ser rico siga o a la iglesia o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes a sus casas”.
I-Cap. 39.

1 comentario

Sancho -

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