El Papa ha muerto, ¡viva el Papa!
"Este señor no era cualquier cosa".
Menudo tipo este Karol Wojtyla que se nos ha muerto este sábado en la noche, con la caridad de haberlo hecho aún a tiempo hasta para las primeras ediciones de los periódicos.
Quien suscribe no pertenece a los incondicionales de Wojtyla. Demasiado conservador en algunas cosas. Demasiado suyo, demasiado polaco. Un hombre unidimensional, como todos los grandes. No había quien le entendiera, no había quien transara con él, no había quien le convirtiera en cómplice, no había quien le hiciera dudar de sus verdades a veces imposibles.
Carallo con Wojtyla, capaz de lanzarte una bendición desde la silla de cuasi tetrapléjico, susceptible de enviarte un mensaje aun estando mudo. Un día de estos, tú, ser escéptico como yo, te pondrás a pensar que, con gentes como este, la Iglesia sería capaz de sobrevivir otros veinte siglos. O veintiuno. Pero ya te he dicho que este polaco es, era, irrepetible. Quizá.
Fernando Jaúregui
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: no mueras, te amo tánto!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: Tánto amor y no poder nada contra la
Muerte!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: ¡Quédate, hermano!
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
César Vallejo. Masa
Quijote 2005.
y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro, que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacer ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches.
II-Cap. 33.
Menudo tipo este Karol Wojtyla que se nos ha muerto este sábado en la noche, con la caridad de haberlo hecho aún a tiempo hasta para las primeras ediciones de los periódicos.
Quien suscribe no pertenece a los incondicionales de Wojtyla. Demasiado conservador en algunas cosas. Demasiado suyo, demasiado polaco. Un hombre unidimensional, como todos los grandes. No había quien le entendiera, no había quien transara con él, no había quien le convirtiera en cómplice, no había quien le hiciera dudar de sus verdades a veces imposibles.
Carallo con Wojtyla, capaz de lanzarte una bendición desde la silla de cuasi tetrapléjico, susceptible de enviarte un mensaje aun estando mudo. Un día de estos, tú, ser escéptico como yo, te pondrás a pensar que, con gentes como este, la Iglesia sería capaz de sobrevivir otros veinte siglos. O veintiuno. Pero ya te he dicho que este polaco es, era, irrepetible. Quizá.
Fernando Jaúregui
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: no mueras, te amo tánto!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: Tánto amor y no poder nada contra la
Muerte!
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: ¡Quédate, hermano!
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
César Vallejo. Masa
Quijote 2005.
y al dejar este mundo y meternos la tierra adentro por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro, que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacer ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches.
II-Cap. 33.
1 comentario
rafa -